Especial Marvel Comics - Iron Man: El legado de Muerte



 

Edición original: Marvel Comics – junio 2008 – febrero 2011
Edición España: Panini Comics – mayo 2012
Guión: David Michelinie, Bob Layton
Dibujo: Ron Lim, Graham Nolan, Bernard Chang
Entintado: Bob Layton, Mark Pennington y otros
Color: Moose Baumann, Chris Sotomayor, Sotocolor, Mike Cavallaro
Portada: Ron Lim, Bob Layton
Precio: 14 euros. Tomo de la colección 100% Marvel de 176 páginas.
 
Pocos meses después de la publicación en España de Viaje a Camelot, la recopilación de los devaneos “pendragónicos” del Hombre de Hierro y el Doctor Muerte en los días artúricos del pasado y del futuro, Panini se saca de la manga otro tomo que recoge la tercera parte de la historia e incorpora a modo de edición-guagua dos tebeos igualmente inéditos por estos pagos cuyo nexo de unión con el anterior es la presencia de David Michelinie y Bob Layton, autores del Iron Man definitivo. El primero es una de las últimas historias de What if? donde los cambios de Tony Stark y Víctor Von Muerte se cruzan de una manera diferente y el segundo no es otro que Iron Man: el finque, como no podía ser de otra forma, narra una historia contada por los integrantes del citado equipo supremo. Así pues, lo primero que hay que indicar es que, pese al título genérico del tomo, El legado de Muerte es el principal pero no el único tebeo recopilado aquí.
Quienes echaran un ojo en su momento a Viaje a Camelot encontrarán queEl legado de Muerte entronca directamente con los conceptos manejados en aquél. Muchas son las veces en las que se ha comentado que para David Michelinie el Hombre de Hierro y el Doctor Muerte son dos caras de la misma moneda, simbolizando ambos los aspectos luminoso y tenebroso del milagro tecnológico. Al mismo tiempo, su condición de hombres embutidos en armaduras de lata evoca en el guionista el ideal del mito artúrico. Tony Stark es un moderno caballero de la tabla redonda, si no la misma encarnación del propio rey Arturo. Por su parte, Víctor Von Doom es monarca por derecho de conquista y gobierna desde un castillo que bien podría ser la imagen distorsionada, pervertida y ennegrecida de Camelot. Solo el azar parece haber situado a uno y otro en bandos distintos, como los guionistas dejan caer por boca de uno de los personajes al final de la aventura, pero en lo que a las maquinaciones de Merlín se refiere ambos parecen condenados a participar como aliados a regañadientes.
Michelinie y Layton llevan a cabo un ejercicio de retrocontinuidad al presentar la historia como parte de un recuerdo borrado que se recupera cuando el viejo Tony cuenta con la tecnología extremis y decide deshacerse de una tecnología que ya no necesita (lo cual lleva a plantearse cuántas veces se han destruido las armaduras viejas y cuántas han vuelto a aparecer aquí y allá) y que puede ser objeto de robo (no olvidemos que la primera guerra de las armaduras, contada igualmente por Michelinie y Layton, tuvo su origen por el descubrimiento de este tipo de rapiñas). Un sistema de “caja negra” para la memoria (que bien podía haber rescatado cuando se convirtió en un fugitivo durante Reinado oscuro) le indica que durante un período de su pasado no estuvo donde creía estar. El muro de su cabeza se derrumba y a través de sus recién recuperados recuerdos asistimos a la tercera entrega de las aventuras artúricas de Iron Man y el Doctor Muerte.
El argumento juega con una de las diferencias fundamentales entre los protagonistas de la historia: la relación con la magia. Así como Tony declara siempre que tiene ocasión que odia la magia, Muerte la asume como parte de su herencia materna y por la necesidad de hacer uso de la misma en la batalla que durante años librará frente a Mefisto por el alma de su progenitora. En esta ocasión, el buen doctor recupera uno de esos proyectos que de cuando en cuando saca del cajón: que Morgana Le Fey, la hechicera y adversaria de Arturo, le instruya en su conocimiento de la brujería. Esta idea –que Bendis recuperaría en los primeros números de Los Vengadores Oscuros- sirvió para forjar una alianza entre ambos villanos durante su primer encuentro y sirve ahora a Muerte para intentar hacerse con el poder de Excalibur.
La historia no está mal y tanto Michelinie como Layton demuestran que su visión de Tony Stark sigue siendo la vigente cuando han pasado más de veinte años desde los días en que contaban sus andanzas en la serie regular del cabeza de lata. Su idea del Doctor Muerte sigue siendo igualmente válida y hasta recuperan a la versión cachonda del mago Merlín que apareció / aparecerá en los días del futuro rey Arturo, pero tampoco hay que echar las campanas al vuelo. Los años no pasan en balde y lo cierto es que el desarrollo del guión y el hecho de que el dibujante sea el prolífico Ron Lim dan a la miniserie un sabor a caballo entre los ochenta y los noventa que quizá tire un poco para detrás a la parroquia más novata. Los veteranos podrán saborear con nostalgia las páginas de una historia que, con todo, parece tener más ritmo y aportar más entretenimiento que la serie actual del enlatado.
La siguiente historia es un número unitario dentro de la línea What if? en el que es Tony Stark y no Reed Richards el que comparte habitación con Víctor von Doom en los días de los estudios universitarios y sirve para poner en la práctica –sin quemarse muchos las cejas, eso sí- la idea de Michelinie y Layton de que uno y otro son dos caras de la misma moneda. El dibujo de Graham Nolan es de la línea cumplidora y queda dentro del apartado de curiosidades.
Más interés presenta Iron Man: el fin donde don David y don Bob nos presentan a un Tony Stark que sigue al frente de su conglomerado empresarial y actuando como el Hombre de Hierro, pero al que la edad empieza a pasarle factura. El deseo de dejar tras de sí un legado remarcable como filántropo y su obsesión por encontrar un sucesor digno como portador de la armadura rojigualda marcan los últimos días de Stark en la Tierra. El trabajo que desarrollan los autores es más que digno, llamando la atención principalmente la bonita portada que ejecuta Bob Layton, reverso de aquella que en Tales of Supense diera la bienvenida al primer Hombre de Hierro.

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